Insaciable / Sistema Especial

Introducción:

Buenas tardes, amigos, lectores y vecinos de letras, ¿qué tal lleváis el inicio del verano? ¿Asfixiante? ¿Caluroso? ¿Habéis bajado el colchón a la cocina y dormís con la nevera abierta? Esto último he pensado en hacerlo las últimas dos noches, a lo mejor hoy lo llevo a cabo. En Granada el mercurio está por las nubes y el asfalto comienza a derretirse y rogar por un poquito de sombra. ¿No sería mejor un punto medio?¿Ni frío ni calor? ¿Un pequeño armisticio meteorológico?

Dejando los caprichos del tiempo a un lado os cuento que hace poco volví de viaje. Fue una pasada. Una de esas experiencias que deseas que no terminen nunca. Es más, añadí por convenio un día más de vacaciones, y lo disfruté muchísimo. Así improvisado. Solo dicho y hecho. Hay veces que es bueno dejarse llevar y si se puede hacer, se hace. No hay que pensar tanto (esto es un mensaje para mi yo del pasado, el del presente y, con total seguridad, el del futuro).

El problema vino a la vuelta. El coche me falló. A cuatrocientos kilómetros de casa. Cabe decir que mi vehículo tiene más kilómetros que el cometa Halley y, por antigüedad, creo que fue el modelo posterior al coche de los Picapiedra. No saco los pies por debajo para circular, pero poco le falta. Así es normal que se estropee. Me está pidiendo la jubilación a gritos para poder exponerse en un museo de historia natural o algo así, pero le he cogido cariño. La cuestión es que me vi con maletas, en mitad de la nada y con mi coche en huelga a una distancia totalmente desaconsejada para llegar andando a casa. Miré autobuses y tardaba un día en llegar. Los hostales, carísimos. Lo de dormir en estaciones, descartado. En mi juventud he pernoctado en alguna, a los cuarenta mi espalda se pondría en pie de guerra y no tengo ganas de tener problemas con esa parte de mi cuerpo. Me quedan muchos años de convivencia con ella y prefiero que nos llevemos bien. Total, mi seguro se portó genial, me puso un coche de alquiler y pude llegar a casa. No esperaba tal amabilidad por una compañía aseguradora y les estoy muy agradecido. El mes que viene me toca pagar la renovación. Ya os contaré si han sido igual de «amables» en ese aspecto.

Resumiendo, la vuelta fue un caos. Nervios, calor, dudas, alguna hora en la carretera y un tiempo de viaje que se multiplicó por dos. Mereció la pena, cada segundo. El viaje fue inolvidable y si tuviera la oportunidad de repetirlo, sabiendo lo que iba a ocurrirme, lo volvería a hacer. Sin pensarlo. No hay que pensar tanto las cosas (mi yo de dos párrafos en el futuro se ve que ha captado el mensaje).

Ahora los relatos. Se supone que este blog es de contar historias y no paro de compartir (des)aventuras diarias. La edad que le da a uno por divagar (más aun). Los dos micros que traigo hoy son de juegos de improvisación. Últimamente los hago todas la semanas. Son sobre temas diferentes, pero con la fantasía como punto de encuentro. El primero, «Sistema Especial«, más amable, me sorprendió a mí mismo. Llevaba tiempo sin escribir algo así y supongo que al estar algo más «tierno» me salió solo. Además los astronautas son un leitmotiv al que le tengo un cariño especial. Me trae buenos recuerdos tanto pasados, como presentes, como futuros. Al segundo, «Insaciable» le he querido dar un toque diferente. Tenía claro que quería que se acercara al terror, pero con un subtexto detrás. Un tema que, por desgracia, he visto en muchos amigos y conocidos. No voy a desvelar mis intenciones en esta historia (hay gente que la ha leído y lo ha pillado a la primera y otros que no, puede que haya fallado mi forma de narrarlo) así que agradeceré que en comentarios me digáis de qué creéis que va esta historia en realidad.

Sin más os dejo con los dos relatos. Espero que los disfrutéis y, como siempre, estaré encantado de compartir comentarios y opiniones.

Feliz día, felices lecturas y felices viajes (siempre merece la pena arriesgarse).

Nos vemos en las letras.

Sistema Especial

Lo había visto colgado de las estrellas cada día, cada noche. La mayor parte de sus primaveras las pasó frente a un telescopio, observándolo. Era tan único y especial que las lentes se le empañaban al verlo. Cuando tuvo la oportunidad, no dudó y cruzó medio universo para encontrarse con él. Estaba enamorada, muy enamorada. De cerca era aún más bonito. La escafandra se le llenó de suspiros y las manos de temblores. Era luminoso, inabarcable, mágico y ella, ella se sentía insignificante a su lado. Se sentó en una luna para retomar fuerzas, y tras vencer en ardua lucha la batalla con su timidez, alzó la voz y le confesó lo que llevaba una vida guardando:


-Eres el planeta más bonito del Sistema Solar, Saturno.

Fer Alvarado

      

Insaciable

El delgado cristal de la ventana nos separaba. Tan frágil, tan frío, tan fuerte. Un cuadrado transparente por el que poder observar, y sentirse observado. Lo veía ahí parado, cada noche, con sus dedos pintando huellas  sobre el cristal empañado mientras sus ojos brillaban  en un vacío sin estrellas. No hablaba, al menos un lenguaje que entendiera. En cambio, susurraba, mucho. Sus murmullos atravesaban muebles, cortinas, paredes y me acariciaban los oídos. Al escucharlo me entraba hambre y sed, las dos al mismo tiempo. Sin dejar de mirarlo, me echaba algo a la boca, lo masticaba, creaba un bolo que descendía por mi esófago y llegaba al estómago. Lo digería rápido, no me saciaba. Nada lo conseguía. El hambre continuaba  siempre que él estuviera allí.

Pensé en marcharme muchas veces, apartarme de su vista y seguir mi vida. “No debe ser tan difícil. Es solo acostumbrarse a no mirarlo” dije en multitud de ocasiones. Me relajaba oír mis palabras en voz alta, pero sabía que mentía. Un instante después, me volvía hacia la ventana. No conseguía dejarlo atrás, era hipnótico, era más fuerte que yo. Era el que llamaba sin palabras. Quería abrir la ventana y unirme a él, divagar con él, convertirme en él.

Ayer me dio la espalda. Me ignoró. La simple idea de pensar que había dejado de interesarle me llenó de dudas. ¿Por qué no me miró, como cada noche? Me acerqué. Las huellas en la ventana no estaban. Las eché de menos. Posé mis manos en el cristal, donde solían estar sus manos marcadas, estaba templado. Me asusté y di un salto hacia atrás. Trastabillé y casi me caigo. Por suerte, él no se dio cuenta. Empujé la ventana y esta se abrió con lentitud, sin ruido. Se mezcló el calor y el frío, la luz y la oscuridad, el viento y la quietud, nuestros mundos unidos. Alargué el brazo, quería tocarlo,  gritarle lo que sentía, pero estaba lejos, a una habitación de distancia. Mis manos alcanzaron sus hombros, palpitaba, él y yo. La sangre recorría sus venas como autopistas sin límite de velocidad. Mi corazón, sin embargo, iba lento, a medio tiempo, devorado por el deseo de tenerlo y, a la vez, tranquilo porque estaba seguro de que iba a ser mío. Vi su cuello, rosado, delicado y tembloroso. Era el que me llamaba, sin palabras. No pude frenarme y, empujado por la pasión, le mordí. Le deseaba, mucho. Quería que estuviera dentro de mí compartiendo nuestros latidos, nuestra sangre. Su yugular se quebró y me llené de él. Su cuerpo se retorció y mi cuerpo se retorció con el suyo. Cambiamos espasmos, suspiros, algún quejido. Su mano agarró la mía, la apreté y él se cobijó bajo mis brazos. Noté sus latidos descender, su respiración volver a la normalidad y su piel perder el pigmento de la excitación. Nuestro momento había pasado. Había dejado de interesarme. Me di la vuelta, crucé la habitación y eché a volar por la ventana. “No te vayas, puedes volver a morderme cuando quieras”  gritó asomando medio cuerpo por su ventana. Fue la primera vez que lo entendí. La última que lo escuché.

Poco después me posé en un balcón. Un lugar diferente, más amplio, más cómodo. Dentro me escucharon llegar. Oí ruidos y alguien se acercó a la ventana. El cristal nos separaba. Tan frío, tan frágil, tan fuerte. Lo observé y me sentí observado. Pensé en marcharme, apartarme de su vista y seguir con mi vida, pero la noche era joven y el hambre, el hambre nunca desaparece.

Fer Alvarado

15 comentarios en “Insaciable / Sistema Especial

    • Muchísimas gracias por avisarme. Cuando lo subí comprobé que estaba bien y se veía sin problema, pero ahora me da fallos, misterios de internet. Creo que ya se puede ver correctamente, aunque se han quedado algunas fallos que no puedo quitar. Te agradezco mucho, tu apreciación y tu ayuda y me alegra que te haya gustado el microcuento. Espero que puedas leer «Insaciable» sin problema. Un abrazo grande y, de nuevo, muchas gracias.

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    • Gestionar la soledad algo complicado. Hay mucha gente que lo ve por el lado equivocado y acaba haciendo cualquier cosa por evitarla, hasta aprovecharse de los demás. Me alegra hayas disfrutado con este menú de (des)venturas y muchas gracias por aportar tu interesante punto de vista. Un abrazo.

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    • En un mes más o menos os contaré si han seguido siendo amables o no. Creo que para la factura no lo serán tanto, pero, espero equivocarme. Muchas gracias por pasarte a leerme. Siempre me hace ilusión leer tus comentarios. Un abrazo y feliz finde.

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  1. Hola Fer, días sin leerte. Me alegra mucho que hayas tenido unas buenas vacaciones, con inconvenientes y todo. Mi padre decía que: «…paseo sin percances, no era paseo.»El primer relato, suave, delicado. ¿Será verdad que Saturno es el planeta más bonito del sistema solar? Tendré que chequear eso.
    En tu segundo relato, me imagino que es sobre vampiros. sin embargo hubo un momento en que me ha confundido. En cuanto a quién es quién y a que género pertenecen uno y otra. Como siempre, dejas tu impronta en tus relatos. Inconfundiblemente tuyos.

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    • Hola, María. ¡Que alegría verte por aquí! Saturno tanto para la protagonista del micro como para mí es el más bonito. En eso coincidimos. Es el planeta que más satélites tiene alrededor del Sistema Solar y cuando tantas lunas quieres estar cerca será porque es especial, ¿no? A mí me gusta pensar eso.

      En cuanto al segundo relato, no quería dejar claro el género de los protagonistas, para mi no era importante. La idea que quería mostrar era comparar el vampirismo con la toxicidad de algunas personas en sus relaciones sociales (tener interés en alguien cuando este se cansa y te ignora, pasar de esa persona cuando, por fin, consigues acercarte y crear un vínculo, ir a embaucar a más parejas sin siquiera haber cerrado el vínculo con la relación anterior…). Creo que la idea era interesante, pero no he sabido plasmarla en el relato.

      Muchas gracias por pasarte por el blog a leerme, amiga. Te mando un fortísimo abrazo y espero que todo te esté yendo genial.

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    • Lo cierto es que me sorprendieron y mucho los del seguro. Eso sí, espero que sea la última «sorpresa» que me den este año. Muchas gracias por leerme siempre, el segundo ha sido más experimento que otra cosa y no estoy muy seguro de que haya salido bien, pero, en esta vida hay que intentarlo siempre. Un abrazo fuerte y feliz fin de semana.

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  2. Me alegra ver que te has dejado llevar y has hecho algo que no estaba planeado. Hace poco hablábamos de eso en mi blog y decías que tú lo tienes que tener todo planificado con antelación. Yo decía que no me gusta planear las cosas con antelación y el jueves me he lanzado a planear un viaje para dentro de mes y medio y ahora ya estoy arrepentida (lo peor es que ya tengo los vuelos pagados y no me devuelven el dinero) jajaja. Andamos al revés…
    Al menos ha merecido la pena el disgusto del coche, porque el viaje había sido bueno. Una de cal y otra de arena. La vida misma.
    En cuanto a los relatos… «Insaciable» me ha dejado un poco descolocada. No tengo muy claro por dónde van los tiros. Primero pensé que hablabas de alcoholismo. Luego pensé en esas personas chupasangres, que te chupan toda la energía, el alma y lo que haga falta sin inmutarse. Sea lo que sea, es un relato que te deja pensando y eso siempre es lo que cuenta…
    Un abrazo

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    • No, no te arrepientas del viaje que seguro estará genial. Lo mejor es no pensar demasiado y cuando llegue el día, seguro que lo disfrutarás. Yo hace unos minutos que he comprado también las entradas para un espectáculo que no sé si podré ir al cien por cien, pero es que se estaban agotando y tenía muchas ganas de ir. Así me obligo. Al final se nos va a poner cara de improvisadores jajaja.

      En cuanto a los relatos, puede que haya fallado en el experimento. Mi idea iba encaminada hacia tu segunda opción: personas tóxicas y manipuladoras. Me pareció interesante compararlas con el vampirismo y convertirlas en monstruos ficticios (aunque bastante reales son ya). Lo que me alegra es que te haya aportado algo, aunque seguiré trabajando para darle mejor forma porque la ida me gusta.
      Un abrazo grande y gracias siempre por pasarte por aquí.

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