La Máscara – Capítulo VI. Grietas

Introducción:

Este sexto capítulo es de los que se suele llamar de «transición», pero en él hemos querido dejar ciertos detalles que sean importantes para el pronto final de la temporada. Nos vamos acercando al final de la temporada (son 8 episodios y acabamos de estrenar el sexto) y poco a poco es tiempo de hacer balance. El trabajo está siendo de muchas horas diarias y hay ocasiones en las que el cansancio comienza a hacer mella o, haciendo un homenaje al título de este episodio, a mostrar grietas en el día a día. Pero, sinceramente, está mereciendo la pena. Creo que es algo diferente a lo que me había embarcado hasta el momento y el aprendizaje y el apoyo que estamos recibiendo nos anima a seguir y a intentar mejorar y aprender. Siempre me gustó escribir, siempre me gustó ver cine de género y de animación y el pensar que, aunque sea a nivel aficionado, estoy involucrado en un proyecto así, me hace demasiada ilusión como para poder expresarlo con palabras. Así que os doy las gracias a todos y cada uno de vosotros por permitirme y ayudarme a llevar este proyecto adelante.

Episodio adaptado a la animación:

Texto Original:

El escaso oxígeno que llegaba a mis pulmones se convirtió en un problema tras mi ascenso por las escaleras. Hasta mi respiración se había transformado en un silbido que raspaba las paredes de mi garganta al salir de mi cuerpo. El sudor comenzó a adherirse a mi ropa, a empaparla y a gotear hacia al suelo donde un grupo de ratas que no paraba de incrementarse se relamían pensando en  que, en cualquier momento, podríamos resbalar y precipitarnos al vacío.

Me apresuré y alcancé a la chica de la plataforma que se había adelantado apenas unos pasos. Junto a ella, había un hombre alto repleto de cuerdas que sujetaba un papel en la mano. La noté agitada, parecía tener la mirada perdida entre aquel extraño superviviente y yo. Ella, se giró hacia mí y me dio una amistosa palmada en la espalda. Sentí la calidez de su piel a través de mi traje. Llevaba tanto  tiempo sin que unas manos ajenas tocaran mi cuerpo que, al notar ese ligero contacto, llegué a estremecerme y a apartarme de ella. Era como si me hubiera acostumbrado tanto a vivir solo entre alimañas que ya no sabía cómo debía actuar cuando me encontraba con personas.

De repente, las ratas dejaron de chillar dejándome el eco de un pitido agudo vibrando en el tímpano. ¿Por qué se habrían callado?, ¿se habrían dado por vencidas y nos dejarían escapar sin la presencia de sus gritos golpeándonos los oídos? Lo dudaba, estaba convencido de que tramaban algo. Si eran capaces de crear trampas para cazarnos, eran capaces de cualquier cosa.

La curiosidad hizo que me asomara desde la plataforma para observarlas. Había tantas que era incapaz de  ver el suelo. Eran como una tupida alfombra formada por uñas que hacían desaparecer todo lo que llegara a tocarla. Y todas, absolutamente todas, nos estaban mirando. La más cercana a la estructura abrió la boca apuntándome con sus fauces. Las demás, también la abrieron. La cerró y el resto hizo lo mismo. Comenzaron así a rechinar sus colmillos y a entrechocarlos con tal virulencia, que llegué a escuchar como sus dientes crujían y se desportillaban convirtiendo su boca en un muestrario de sierras afiladas.

—Date prisa, entremos al refuguio. Los están llamando y no tardarán en llegar. —La chica  cambió sus palabras de ánimo por una súplica temblorosa.

No podía ser, no quería creerlo. Habían sido capaces de comunicarse entre especies y  crear sus propios mensajes encriptados. Y si conseguían alcanzarnos estando en el  exterior no dejarían superviviente alguno. Intenté correr pero mi pie se enganchó con el último peldaño de la escalera. Miré hacia atrás para descubrir qué me aprisionaba pero lo que realmente vi, fue una enorme nube negruzca acercándose a gran velocidad. Cerré los ojos y escuché un coro de aleteos membranosos. Ya no había ninguna duda, los murciélagos venían en nuestra busca.

Conseguí controlar mi respiración y me incorporé agarrándome al brazo de la chica. Al fondo, en una pared de acero había escrito un mensaje de advertencia que, dadas las circunstancias, se antojaba premonitorio:  “la puerta está a la derecha, corred, corred, no paréis nunca de correr”.

Un chillido con olor a caverna vino acompañado de una lluvia de babas amarillentas. Teníamos la nube de murciélagos justo encima. Los tres corrímos en busca de la puerta del refugio en el mismo momento que aquellos seres comenzaron a lanzarse en picado. El hombre vestido de restos se echó la mano a una bolsa que tenía a la espalda y la palpó con nerviosismo, como si no hubiera en ella lo que quería encontrar. Justo después, miró al frente y se lanzó contra el suelo. La chica hizo lo mismo. Yo, me quedé aturdido observándolos por un instante. Me llegó de nuevo aquel chillido gutural pero, esta vez, mucho más cercano. Levanté la cabeza y lo único que vi, fue un mar de garras. En ese momento noté  como una mano se aferraba a mi pierna y tiraba de mí con fuerza.  La vista se me fue hacia abajo antes que el resto del cuerpo, el hombre vestido de huesos era el que me estaba forzando a perder el equilibrio. Mis rodillas cedieron y me precipité contra el suelo esquivando por milímetros unas uñas que arañaron parte de mi máscara al pasar. Caí de espaldas y me quedé mirando un cielo que estaba totalmente eclipsado por puntiagudas alas. Giré y comencé a reptar junto a mis nuevos compañeros hasta conseguir entrar al refugio. Entre el hombre de cuerdas y yo logramos cerrar la puerta sin que ninguno de aquellos monstruos lograra acceder al edificio.

Al sentirme en un lugar seguro me eché las manos a la cara e inspiré profundamente para recuperar el aliento. Mi máscara, como si fuera una segunda piel repleta de cicatrices, estaba agrietada a la altura de la frente.  En ese instante el edificio comenzó a temblar víctima de una avalancha de zarpazos y mordiscos. Los tres nos miramos y giramos la cabeza: las paredes, el techo, el suelo; todo el refugio, se estaba llenando de grietas.

Escrito por: Fer Alvarado

Animado por: Mr. Bizarro

Sonido por: J. J. Rec

Voz Lápiz: Adela Guiu

Voz Cuerdas: Sergio González

2 comentarios en “La Máscara – Capítulo VI. Grietas

  1. A tomar por culo el refugio! Los nuevos bichejos alados han complicado la situación un poco más. Se me antoja difícil que salgan de ahí, pero seguro que ya has pensado cómo hacerlo sin que resulte inverosímil. De momento nos quedamos sin saber qué hizo Lápiz para provocar la catástrofe. Supongo que lo sabremos en los dos siguientes capítulos…
    Enhorabuena por este nuevo episodio y ánimo para los que faltan. En verano el trabajo se hace más pesado y estaréis con ganas tomaros un respiro, pero nos debéis un último esfuerzo de dos semanas. ¡Ánimo!

    Le gusta a 1 persona

    • Pues a tomar por culo se ha dicho 😂😂. Alguna idea tengo para que salgan de ahí, además con intenciones críticas pero, no voy a adelantarme que soy como se dice en mi pueblo un «boca chanclas» y lo suelto todo. Como comentas se va acumulando el cansancio pero hay reacciones muy buenas que te animan a seguir y tengo muchas ganas de ver terminada la temporada para ver si hemos conseguido cuadrarla lo suficiente o si, al menos, nos ha quedado bien jaja. Pero como ya comento en la introducción del blog la experiencia está siendo muy interesante y de verdad que te agradezco mucho Javier que me estés apoyando en este proyecto. Un abrazo grande.

      Me gusta

Deja un comentario