Cuentos para leer en la oscuridad (porque la luz está muy cara)

Introducción:

La noche amenaza con cubrir nuestros sueños. El ulular de un búho se convierte en música para los oídos, las criaturas de la noche nos visitan como si fueran antiguos amigos y el frío convierte en vaho cualquier forma de respiración. Es Halloween. Es la Noche de Todos los Santos. Es como cada cual, con su creencia correspondiente, desee pasar estas horas en las que la fina línea que separa a vivos y a muertos, juega a saltar a la comba para acercarnos a unos con otros.

Es día de leer relatos de terror, de sumergirte en películas que transforman la sangre en hielo y que erizan tu piel convirtiendo tus poros en mensajes encriptados. Es la noche en la que los gatos dejan de comer gelatinas para alimentarse de las almas errantes. Son las horas en las que es mejor que, por mucho que toquen, no abras la puerta a medianoche.

¿Me he unido a esta macabra celebración? Sí y no. Todos los que me leéis sabéis que adoro el género del terror. Llevo más de treinta años degustando este tipo de historias (desde que tenía nueve y, asustado y fascinado al mismo tiempo, miraba por el rabillo del ojo películas de miedo parapetado tras el sofá). Por ello, siempre intento hacer un pequeño homenaje. Por ello, siempre procuro crear historias pesadillescas repletas de monstruos, dientes afilados y hambre de almas y sangre.

Este año he decidido hacerlo diferente.

He escrito dos historias. una en la que el humor está más presente y otra en la que sí he intentado aderezar pesadillas y temores. Supongo que me gusta variar. Me gusta el terror pero también el humor negro y las historias que se acercan a lo cutre. Son divertidas y, por lo tanto y, como todo lo que el humor toca, le quitan importancia a los terrores (incluso la imagen editada en la presentación he intentado que sea algo cutre por pura diversión).

Los relatos los he publicado por orden de creación: Crónica de un Secuestro y Los dulces son para Halloween.

Espero que los disfrutéis y que tengáis una noche terroríficamente divertida.

Muy feliz día y, por supuesto, felices lecturas.

Crónica de un Secuestro

Día 1

Querido diario:

Ignoro si alguna vez serán escuchados mis ruegos. Acabo de ser separado de mi familia con una crueldad que, en estos tiempos modernos, creía extinguida. Pero, aquí me hallo, abandonado en un lúgubre sótano. Mi secuestrador ha dejado a mi alcance lápices y papeles, no sé si para entretenerme o para regocijarse en el hecho de que no sé escribir. Por suerte, tengo el don del pensamiento que me acompaña en este encierro y pienso recopilar las vejaciones a las que, seguro, seré expuesto.

Día 2

Compañero de soledad:

Cuando pensaba que nada podría empeorar, mi secuestrador ha dado signos de ser un torturador psicológico de los que causan pavor. A primera hora de la mañana, ha abierto la puerta y me ha lanzado un plato con comida tan procesada, que no sabría ni decir a qué pertenece. Estaba seca y, a todas luces, era insuficiente. Tras este intento de mantenerme alimentado, ha llegado el peor acto posible: me ha cambiado el nombre. Ha sido una forma horrible de decirme que tardaré mucho en salir de aquí. Adiós al nombre que mi madre me regaló. Adiós a mi antigua vida. Hola a una esclavitud inimaginable.

Día 3

Leal confesor:

Un rayo de esperanza me ha visitado a través de la ventana. La jornada no pudo empezar de la peor manera: el que dicta mi encierro llegó lanzándome objetos con formas extrañas. Quería que se las llevara. Las tiraba sin orden ni acierto a cualquier rincón del cuarto mientras me gritaba y se reía a carcajadas. Para peor humillación, no me alimentaba hasta que no le acercara alguno de esos objetos. Es decir, si no accedo a sus turbios juegos, no comeré. Al marcharse, el canto de unos pájaros ha llenado de agua el pozo de mi soledad. Tras mucho esfuerzo, he conseguido alcanzar la ventana y vislumbrar la lejana libertad. Unas aves jugaban despreocupadas mientras el viento abrazaba sus alas. He escuchado un golpe y he mirado al frente. Desde una ventana, he visto a un joven que intentaba llamar mi atención. Me ha dicho que también estaba secuestrado, tanto de nombre como de vida, que aquel barrio estaba repleto de personas de maldad insondable que, por puro entretenimiento, despojan a los demás de su libertad y, lo más importante, me ha alentado con un plan para escapar.

Día 4

Amigo íntimo:

Parecía imposible, pero he vuelto a sentir la libertad en mi rostro. El plan ha surtido efecto. El día anterior gastamos horas hasta la madrugada comunicándonos a través de la ventana. Ha merecido la pena. Esperé hasta la cena para llevar a cabo nuestras intenciones. Mi raptor apareció cuando la oscuridad comenzaba a arañar las paredes. Traía consigo un plato con esa comida maloliente, un cuenco de agua sucia y un saco con tierra. No sé para qué sería esto último. Es mejor que no haya llegado a saberlo. Depositó con desgana mi alimento en una esquina, sacó un cuchillo y rasgó el borde del saco. Aproveché que estaba ocupado para agarrar el recipiente  y colocarlo al lado de sus pies. Mi amigo llevaba razón. Mi raptor es cruel, pero a la vez, es torpe. Al emprender la marcha, resbaló con el cuenco y cayó tal largo era sobre el suelo del sótano. Tuve la suerte de que el cuchillo se escurrió de sus manos. El metal desapareció de mi vista en algún lugar entre sus pulmones y el corazón.

 Lo escuché gritar. Lo escuché gemir. Lo escuché callar.

Huí ignorando la suerte de mi secuestrador. La puerta estaba abierta y pude salir con facilidad. Mi amigo me esperaba en la calle. No recordaba que su cabello fuera rojizo pero tenía todo el pelo cubierto por aquel color fuego. Se estaba humedeciendo los labios. Me acerqué para darle las gracias cuando comenzó una lluvia de gritos. Miramos a ambos lados. Por las puertas, por las ventanas, incluso de alguna chimenea, saltaban y huían más rehenes como  nosotros. Todos tenían en el pelo el mismo color oscuro que mi compañero. Nos reunimos al final de la calle. Algunos le cantaron a la Luna. Otros siguieron corriendo escalando sobre cualquier lugar que les alejase del suelo. Yo, estaba feliz de haber dejado aquel estúpido nombre impuesto y haber recuperado el mío. Adiós “Bigotitos con Botas”. Hola de nuevo “Azote de Humanos”.

Los Dulces son para Halloween

 Las calles, vestidas de monstruos, apestaban a calabaza y a chocolate derretido. En el borde de la carretera, y  al cobijo de un árbol, dos amigos se repartían un suculento botín de dulces y caramelos.

—¿Tenéis algo para mí? — Los muchachos levantaron la cabeza al mismo tiempo —. Hoy es el único día del año que me salto la dieta y me gusta comer dulce hasta que se me duermen los dientes.

Una figura estaba enfrente de ellos. Vestía una capucha que tapaba su rostro y ramas retorcidas le salían de ambos lados de la cabeza.

—Menuda pasada de disfraz —exclamó uno de ellos acercándole una bolsa de golosinas al extraño.

—Quiero más —dijo la sombra tras ingerir el regalo con plástico incluido.

El otro chico sacó una bolsita de monedas de chocolate. Antes de darse cuenta, tenía las manos vacías.

—¿Estáis seguros de que no podéis darme más? —Enseñaron sus sacos vacíos como respuesta. La figura les dio la espalda y se ajustó la capucha —. Como os he dicho, hoy es el día que ingiero azúcar hasta que se me duermen los dientes. —Dos cuervos descendieron y se posaron en las ramas de su cabeza —. Si, por hambre, se me despiertan antes de que llegue otra vez el Día de los Santos, sabréis qué me gusta comer el resto del año.

Fer Alvarado

11 comentarios en “Cuentos para leer en la oscuridad (porque la luz está muy cara)

    • Fer, me han encantado. Debo decirte, que escribir cuentos de horror no es lo mío. Sin embargo, uno de mis autores preferidos es Stephen King, como verás es paradójico. La vida es así. Gracias por permitirnos disfrutar de tus letras.

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      • ¿Te has hecho cuenta de WordPress María?, ¿acaso te has hecho un blog? Lo digo para pasarme a leerte por supuesto ☺️.

        En mi caso, aún siendo muy fan de los relatos de terror, Stephen King no me apasiona. Aunque es un escritor con el que he crecido con sus historias y le tengo muchísimo cariño. También te digo que este año leí «Dolores Clairborne» y me pareció uno de sus mejores libros. Te lo recomiendo muy y mucho. Gracias siempre por leerme y aportar tanto con tus comentarios. Te mando un fortísimo abrazo.

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  1. Sí, Fer, tengo un blog, pero no aquí. Y nisiquiera sé cómo logré escribir en tu espacio. No me preguntes que no tengo respuesta jajajaja Supuestamente mi espacio se llama Letrasrosa23blogspot.com . Sin embargo, acabo de tratar y me dice que no existe. Tampoco sé darte una explicación de lo que ha sucedido. Ahora sí que estoy preocupada 😦

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    • Que comentario tan bonito. Siempre me han encantado las historias en las que todo es posible y en las que la imaginación toma las riendas. En mi humilde nivel, intento seguir estos caminos de libertad creativa.

      Muchas gracias por las palabras que le dedicas a mi trabajo. Te mando un abrazo gigante.

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