Microrrelatos Variados III (Vuelta al hogar)

¿Cómo empezar una publicación después de tanto tiempo de ausencia? ¿Qué decir? ¿Hola? ¿Qué habéis hecho los últimos diez meses? Sinceramente, este puede que sea el post, para mí, más complicado de escribir. Así que, como siempre he hecho en este blog, intentaré ser lo más directo posible:

Mi nombre es Fernando. Fer Alvarado para los que me leéis y García Alvarado para los que me renuevan el DNI. Tengo 39 años y dos meses. ¿ Cercano a la crisis de los cuarenta? Probablemente cuarenta años de crisis existencial. De ahí mi afición a las letras. De ahí mi afición a ir y venir. De ahí mi afición a siempre volver al hogar.

Intentando ser menos críptico diré que considero este humilde blog como mi hogar. Tal vez por ello hay ocasiones en las que, como todos cuando queremos cambiar de aires, busco una independencia. Intento encontrar otros medios para mostrarme, para comunicarme pero, finalmente vuelvo al refugio en el que más seguro me encuentro: las paredes que dan forma a este, el rincón de mis letras, de mis desahogos, el rincón dónde han volado horas de conversaciones, de derramar palabras y de conectar con los demás como mejor sé: escribiendo.

Como todas las relaciones con nuestras casas y hogares esta también es difícil. Hay ocasiones en las que puedo pasarme horas trabajando aquí y otras en las que, por falta de tiempo, fuerza o motivación, no consigo volver con todas las energías que desearía. Pero hay situaciones que te renuevan las energías, que pintan tu mundo de nuevo de azul y te animan a seguir compartiendo y seguir creciendo. Por ello, y como con los años me he vuelto una persona más hogareña, he vuelto para reencontrarme con tantos y tan buenos amigos que he hecho en esta pequeña ciudad de escritores.

Hoy, como algo especial, quiero compartir algunas de los micros que he estado escribiendo en estos últimos meses. Han sido algunos válvulas de escape para momentos de estrés, otros divertimentos y otros de los que salen a la luz cuando tienes la necesidad de escribir. Espero que os gusten.

Por supuesto, gracias a todos por leerme, por apoyarme siempre y por seguir luchando y compartiendo vuestras letras. Un abrazo enorme para todos los que estáis ahí día a día escribiendo y dejando parte de vosotros en cada texto.

P.D.: os dejo aquí una canción a la que últimamente estoy bastante enganchado y que me ha ha inspirado en mis últimos escritos.

Microrrelatos Variados III

EL JUEGO

Quedan unos instantes para que dé comienzo el juego. Ha perdido la cuenta de los meses que lleva preparándose para este momento y su cambio físico ha sido notable.  Sabe que su nueva musculatura está preparada para lo que está por llegar. Aunque de lo que no está tan convencido es de si su mente soportará el desafío. Escucha gritos, ánimos y jaleos. Su público ha accedido al recinto y está deseoso de ver su espectacular entrada. Al oírlos, un escalofrío le recorre la espina dorsal. No, no puede ser. Tanto tiempo esperando para sufrir un ataque de miedo escénico en el peor momento.

El volumen de las voces se incrementa. Él comienza a arrepentirse. Ya no quiere participar en esta competición pero un empujón le indica que no hay marcha atrás. Se adentra en un túnel. El calor es asfixiante y rompe a sudar como nunca imaginó que podría. Intenta respirar pero sus pulmones no reciben el oxígeno que demanda y comienza a marearse.  No sabía que un trayecto tan corto iba a ser tan complicado. Su cabeza le pesa como si fuera de roca maciza pero no puede rendirse. Apenas ha avanzado unos pasos y el túnel está a punto de acabar. Los espectadores, conscientes de su pronta llegada, comienzan a gritar con mayor ímpetu. Al fondo ve la luz que marcará la salida pero se siente incapaz de llegar. Los focos le ciegan y los gritos del  enardecido público le taladran los oídos. No puede aguantar la presión y pierde el conocimiento pero, antes de que pruebe el sabor del suelo, le agarran y consiguen incorporarlo. Nota una palmada en su cuerpo. No quiere abrir los ojos. Le sigue otra de mayor intensidad pero él se resiste. Una tercera acaba por reanimarle y rompe a llorar.

—Bienvenido al mundo pequeño. Se ve que tenías miedo de salir, ¿verdad? —Las palabras del médico resuenan en la sala pero él las ignora. Un único pensamiento le ronda por la cabeza: si el inicio del juego ha sido tan complicado, ¿cómo será el resto de la competición?

Fer Alvarado

SOMBRAS

Desde que vino de viaje su sombra comenzó a sufrir jet lag. Estaba una hora adelantada. La veía levantarse e ir a la cocina justo antes de que a él le entrara hambre. Se tumbaba y se quedaba dormida en el momento que comenzaba a ver una película. Se acostumbró a ello con facilidad. Era, en parte, como ver su futuro. Hasta que un día, su sombra salió al balcón y se lanzó al vacío desde un quinto piso. Al verla saltar miró el reloj. Le quedaba media hora de vida. No entendía nada. A él siempre le dieron miedo las alturas. Se agarró al sillón con todas sus fuerzas decidido a no seguir el destino que acababan de marcarle. Cuando pasó el tiempo estipulado se relajó y suspiró. Era mejor vivir sin sombra que no vivir. En ese momento sonó el teléfono:

—Buenas noches, le llamamos del aeropuerto. Ha habido una terrible confusión. Hemos intercambiado su sombra con otro cliente en la cinta de equipajes y nos acaban de comunicar que su verdadero propietario acaba de fallecer, ¿está usted bien? Ni se imagina lo que la gente se deja llevar por la sombra de otra persona.

Fer Alvarado

CORRESPONDENCIA

Desperté y la carta seguía en el lugar en el que la dejé la noche anterior. Llegó  por sorpresa como si fuera una fiesta de cumpleaños anticipada. El sobre, de blancura impoluta y sin remitente, me desafiaba para que lo abriera y yo, como adicto a los retos, no pude esquivar más la provocación. Pellizqué la solapa y deslicé los dedos por la rotura que acababa de crear. Al hacerlo, la carta se convirtió en una boca abierta con la lengua en forma de un folio deseoso de hablar. Desplegué la hoja. Unas pocas frases ocupaban la parte superior y reconocí la letra al instante: era de mi padre. La escasa luz me impedía ver con claridad así que me acerqué y comencé a leer:

«Siento que te fueras así. Nos peleamos por una tontería y desde entonces ha sido imposible volver a vernos. Pero tengo buenas noticias. Voy a emprender un viaje para estar de nuevo contigo. Será pronto. Antes incluso de lo que imaginas. ¿Será un problema para ti el que nos encontremos de nuevo? Para mí no. Adiós rencillas, adiós riñas sin sentido y hola a mi hijo».

 «Te quiere papá ».

Estaba tan feliz que una sonrisa pasó a formar parte de mi rostro. Después de tantos años iba a volver a verlo. Adiós soledad, adiós remordimientos, hola papá.

Miré alrededor y comencé a ponerme nervioso. El lugar no estaba adecentado como esta visita merecía. Incluso algunas telarañas podían confirmar la falta de higiene y el tiempo que llevaba sin preocuparme por la limpieza. Padre debía estar orgulloso de mí por lo que me esmeré todo lo que pude en hacer que la suciedad fuera algo del pasado. Escuché unos pasos en el exterior que se acercaban. ¿Era él?, ¿tan pronto? No estaba seguro de estar preparado.  Un llanto acompasó el caminar y no me cupo ninguna duda. El momento había llegado. Ahora me esperaban algunas palabras repletas de solemnidad, algún que otro lloro alentado por la emoción del momento y, tras terminar esta primera toma de contacto, por fin podría dar la bienvenida a mi padre dentro del panteón familiar.

Fer Alvarado
 

DESORDEN

Su armario era una extensión de lo confusa que era su vida. Las camisas sin planchar coleccionaban arrugas amontonándose en la balda superior. Los pantalones, con los bolsillos para afuera, avisaban que no tenía nada que ofrecer y, los calcetines, se zambullían en una colorida orgía uniéndose a cualquiera que no fuera su verdadero par. No tiraba nada y la cantidad de ropa seguía aumentando semana tras semana. Mantener así un orden era complicado. Encauzar su día a día, un imposible. Su mundo y la limpieza de su guardarropa estaban unidos y no podía apartar uno de otro. Por ello tomó una decisión: debía dejar de robar la ropa a los cadáveres que enterraba bajo el suelo de su habitación.

Fer Alvarado

6 comentarios en “Microrrelatos Variados III (Vuelta al hogar)

    • El placer de leerte es mío te lo aseguro. A veces resulta complicado hasta hacer lo que más nos gusta (en nuestro caso escribir). Pero el ver que llegas a animarte y reencontrarme con grandes escritoras y amigas como tú es un verdadero lujo.

      Gracias por tan calurosa bienvenida, de corazón. Un enormísimo abrazo.

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