La Máscara – Capítulo V. Lápices.

Introducción:

Sé que suena a tópico pero, para mí, este es el mejor capítulo que hemos hecho hasta el día de hoy. Sé que es el último a fecha de 8 de julio y que siempre se quiere mejorar mientras más se trabaja pero, creo que es el que personalmente más me gusta porque a partir de aquí la serie (y el relato) empiezan a tomar su propio rumbo. la historia comenzó en «Paredes» con una historia que se inspiraba libremente en el confinamiento y la cuarentena pero intenté darle su propia personalidad y, a partir de este episodio, es cuando creo que toma vida propia para irse por otros caminos. Siguen presentes las máscaras antigás y algunos elementos que pueden recordar a la cuarentena pero, la fantasía empieza a hacerse presente en la historia y, a mí personalmente, me encanta usar lo fantástico como una metáfora de un mundo lleno de posibilidades. Espero que os guste este episodio y como siempre estaré encantado de poder intercambiar comentarios y opiniones.

Episodio adaptado a la animación:

Texto Original:

Nunca entendí por qué estos puestos de encuentro no estaban insonorizados. El ruido de las manadas que se unían al caer la noche no me dejaba pegar ojo, siempre chillando, gritando y mordisqueando cualquier cosa que se encontraran. Era como si tuvieran un afán por devastar de tal magnitud que ni siquiera ellas eran conscientes de su propia ansiedad. Y lo primero que les gustaba destruir era el silencio.

—Es para que las oigas venir a por ti— me dijo aquel salvaje vestido con cuerdas y cuchillos adivinando lo que pensaba —. Lo único que podían hacer era construir estos edificios resistentes a colmillos pero que a la vez  facilitaran una buena acústica. Para que cuando se acerquen puedas rezar o huir. No se tienen muchas más opciones contra ellas.

Le contesté con una ligera afirmación, no sé por qué se creía más listo que nadie. Con su collar de dientes y esa bolsa cosida con colas de ratas en la que guardaba sabe Dios qué. Para mí era un sanguinario igual que esos bichos trepadores. Algo más inteligente y con el don de la oportunidad, pero no mucho mejor que ellas.

 Aunque tengo que reconocer que el contenido de aquella siniestra bolsa me intrigaba. Las pocas personas que nos habíamos encontrado durante nuestra migración constante estaban deseosas de mostrar su recuerdo pero él nunca tuvo el más mínimo interés en mostrármelo. Algunos llevaban anillos de una pareja perdida. Otros, roídas fotografías de familiares e incluso conocí a un chico que no se separaba de su teléfono móvil aunque fuera imposible cargarlo. Todos necesitábamos algo que nos recordara a nuestro pasado, algo que con solo verlo nos transportara a días más felices en los que realmente no sabíamos lo que era tener problemas. Incluso dejamos de llamarnos por nuestros nombres para convertirnos en nuestros recuerdos. Solo usábamos los verdaderos para las personas que habíamos perdido, era nuestra forma de apartarlos de este mundo y de alejarnos  con ellos. Anillo, fotografía o móvil esos eran nuestros actuales nombres. Yo, como siempre llevaba algo con lo que pintar, me llamaban Lápiz. A él, Cuerdas.

Necesitaba escribir a todas horas, verter mis recuerdos sobre papel o sobre cualquier superficie. Algunas veces a modo confesional dejando mis pecados escritos en una pared que no volvería a ver. En otras ocasiones, dibujaba rostros de gente a la que quise para no olvidarlos, incluso me enfadaba conmigo misma si pasaba por alto un lunar o le cambiaba el peinado al dibujarlos. No quería recordar una idea de ellos, quería recordarlos a ellos,  todo lo que significaban y todas las repercusiones que habían tenido en mi vida sus actos y los míos.

Desde fuera el coro de ratas estaba siendo más insoportable de lo normal. Nunca las había escuchado tan nerviosas. Tal vez el nuevo mensaje que mi compañero había dejado en la megafonía las había alterado sobremanera. Tal vez eran también animales de costumbres y cualquier cambio en sus vidas les provocaría cambios de humor. Tal vez eran más humanos que nosotros mismos.

Decidí asomarme por curiosidad  y mis ojos se abrieron de par en par al ver al pie de la plataforma a un superviviente como nosotros. Estaba paralizado, observando como aquellos seres que acababan de unirse en garras y colmillos se le acercaban. Sin pensarlo me asomé a la barandilla y le grite:

—Por favor, trepe hasta la escalera, ellas no se acercarán a la estructura. Por favor, suba, no se quede ahí.

Él pareció reaccionar al instante, giró la cabeza y me miró pero  sin verme. Lo hizo con una expresión extraña, como si hubiera visto en mí ese recuerdo del pasado que todos llevamos con nosotros.

Me giré y fui corriendo en busca de mi compañero. Si me dejaba alguna de sus cuerdas podríamos ayudarle a subir. Él estaba mirando mis escritos con los que desahogaba mi mente de remordimientos. Y de entre el montón de papeles desordenados cogió en sus manos el que yo más temía que viera y se lo acercó al rostro como si no llegara a creerse lo que veía.  Escrito a lápiz y con una letra nerviosa y angulada se podía leer la peor de mis confesiones:

“POR MI CULPA COMENZÓ TODA ESTA PESADILLA”

Escrito por: Fer Alvarado

Animado por: Mr. Bizarro

Sonido por: J. J. Rec

Voz Lápiz: Adela Guiu

Voz Cuerdas: Sergio González

6 comentarios en “La Máscara – Capítulo V. Lápices.

  1. Me gusta la idea de que los nombres reales queden atrás y se utilicen nombres que realmente definan, es como una parte de nuestro otro yo, con el que nos sentimos bien protegidos.. Lápiz me gusta un saludo.

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    • Soy de los que piensa que nuestros nombres no siempre nos definen ya que nos han sido dados y no pudimos elegirlos. Al final creo que es algo así como que nuestra personalidad hace nuestro el nombre y no al contrario. Y cuando lo interiorizamos el ocultarlo de alguna manera, en este caso sustituyéndolo por objetos, es una forma de abstraerse de la realidad o, al menos, eso quería sugerir en este capítulo. Tienes un punto de vista muy interesante sobre este episodio y creo que «Lápiz» es un personaje que da, y dará, mucho juego en la serie. Un saludo y muchas gracias por leer el capítulo y comentar.

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  2. Coincido contigo, este capítulo es el mejor de lo que va de serie. La historia de los habitantes del punto de encuentro se ha solapado con la del héroe del abrelatas y, a partir de ahora, los implicados en el conflicto deberán aunar esfuerzos y capacidades para combatir el mal que los asedia. El aspecto crítico se conserva con las comparativas entre supervivientes y ratas, y por otro lado, los nuevos personajes aportan savia fresca a la historia, reforzada también por la estética barroco-futurista de imágenes y sonidos, que me trajo a la memoria la habitación donde queda encerrado, en las escenas finales, el protagonista de «2001: odisea en el espacio». Un estupendo trabajo, en definitiva 👏👏👏

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    • Muchas gracias Javier. Creo que en parte desde el episodio anterior y, sobre todo, en este, la serie se aleja del confinamiento y la cuarentena y es cuando comienza a tomar caminos más fantásticos e incluso, como es con el tema de la sustitución de nombres por objetos, algo distópicos. Seguramente me sienta más cómodo en estos terrenos más fantásticos pero, aún así, he intentado que, cuando se vea la temporada completa, todo tenga sentido. Ya me darás tu opinión sincera cuando acabe que sé que me la darás y agradezco muchísimo siempre tu sinceridad. En cuanto a la estética futurista, no era mi primera intención, quería darle un estilo más «western» pero al final ha surgido así y coincido contigo en que le da un toque muy interesante al conjunto. Un gran abrazo y gracias siempre por tu apoyo y por tus palabras.

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    • Muchas gracias de verdad. Lo estoy pasando genial con el proyecto y, aunque no me deje casi tiempo para otras cosas, la experiencia de ver algo escrito por uno mismo en animación siempre es muy satisfactoria. Me alegra mucho que te esté gustando este pequeño experimento. Un gran saludo.

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