La Máscara – Capítulo IV. Peldaños.

Introducción:

Llegamos al ecuador de esta primera temporada y tengo que reconocer que, aunque el trabajo está siendo de muchas horas diarias, está siendo una experiencia muy interesante en la que estamos aprendiendo muchísimo. A partir de ahora la idea es que la historia comience a acelerar y los acontecimientos se vayan sucediendo uno tras otro. Os dejo el texto original que escribí y la adaptación a la serie animada para que se pueda comparar cómo se ha llevado la historia a la animación. Espero que os guste y como siempre estaré encantado de compartir comentarios y opiniones de este humilde proyecto.

La Máscara – Capítulo IV. Peldaños

Episodio:

Texto Original:

Corría. El polvo que cubría la carretera saltaba tras de mí tapando en parte las huellas que dejaba  a mi paso. Yo, que hasta que todo esto comenzó nunca había sentido lo que era realmente el miedo, ahora corría tanto que había olvidado cómo se dejaba de correr.

La alarma del vehículo estaba dejando un sonido acampanado marcado en la noche. Aquel tañido haría que las ratas se despertaran, las haría salir de sus escondrijos y las haría interponerse en mi camino hacia el puesto 11. Como si aquellas alimañas hubieran oído mis pensamientos,  comenzaron a surgir de entre la tierra amontonada, saltaron desde las ventanas de los edificios y se alzaron por la basura acumulada en las calles. Algunas tenían parte de sus costillas al descubierto, como si en un frenesí de insaciable hambre se hubieran comenzado a devorar unas a otras. Pero aún con cráneos al aire, miembros cercenados, ojos arrancados por sus propias garras,…, aún así, seguían babeando en busca de algo que poder arrojar a sus fauces.

Giré a la izquierda y me topé de frente con el puesto de encuentro. Éste brillaba alzándose unos veinte metros del suelo mientras reposaba sobre una base de hierro y acero. Rodeé la estructura buscando la forma de poder acceder al edificio, toda ella apestaba a bromodiolona, un raticida que usábamos cuando creíamos que éramos los dueños del mundo. Pero, ¿ahora funcionaría contra estas asquerosas mutaciones  o sería el recuerdo de este olor lo que las haría huir?

Tras dar una vuelta completa divisé, a unos tres metros de altura, unas escaleras que se alzaban hasta el lugar de supuesta salvación. Al verlas, mi mano se lanzó a tocar la lata de judías  para asegurarme de que seguía ahí. Escaleras, peldaños y raticida, hace no mucho tiempo un granero, Clara y madera. Los dos subiendo a empujones buscando un lugar seguro mientras esparcía tras de mí esa maldita bromodiolona, ahora, no soportaba su olor. Apenas un par de metros por debajo, una jauría de colmillos reclamando nuestros cuerpos; ella delante de mí,  un peldaño carcomido que cedió; yo, debería haber ido delante, su cuerpo cayendo, mis manos intentando agarrarla y llenándose de aire. Colmillos, ropa desgarrada, gritos, mi nombre en su boca por última vez. Yo, debería haber saltado tras  ella.

Las ratas estaban acercándose rápidamente, uniéndose y convirtiéndose en  monstruos con huesos al aire y patas astilladas.  Me sentí rodeado, incapaz de volverme a enfrentar a una escalera que me traía gritos de dolor a la memoria. En ese momento, y desde lo alto de la plataforma,  una  voz de mujer me despertó:

— Por favor, trepe hasta la escalera, ellas no se acercarán a la estructura. Por favor, suba, no se quede ahí.

“¿Clara?”, pensé por un instante, “Clara, no puedes ser tú. No eres tú”. Comenzaron a  lloverme un sinfín de porfavores que, como si fueran un canto de sirena, hicieron que cerrara mis ojos, me dejara llevar por aquella voz  y saltara  hacia el amasijo de hierros entrecruzados que tenía enfrente.

Comencé a  escalar  buscando los primeros peldaños de la escalera, pero, antes de lograr alcanzarlos, una garra arañó mi cinturón arrancando de mí el abrelatas. Éste cayó y se clavó de pie en la tierra. Al verlo caer, de mí brotó una lágrima que se deslizó por el interior de mi máscara y  se precipitó en su búsqueda. Qué fácil sería resbalar, qué sencillo dejarme caer como debería haber hecho aquel día en el granero. Escaleras, ratas y bromidiolona, sería la mejor forma de terminar con todo esto y volver a estar con Clara.

Como si aquella voz se hubiera percatado de lo que estaba rondando por mi cabeza, transformó su lluvia de súplicas en palabras de aliento. No sé explicar la razón, pero aquel cambio me animó. Así que miré hacia arriba y comencé a ascender con premura  dejando atrás  aquel abridor y con él, ahogándose en un mar de ratas, parte de mi antiguo yo.

Escrito por: Fer Alvarado

Animado por: Mr. Bizarro

Sonido por: J. J. Rec

4 comentarios en “La Máscara – Capítulo IV. Peldaños.

  1. ¡Fantástica narrativa! Cada capitulo obliga a pedirte mas y alcanzar la cima de lo sublime en un cuento, que esta para convertirse en algo imprescindible. Un cordial saludo.

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    • Muchísimas gracias por tu comentario de verdad. Me hace mucha ilusión que te guste, ya que nunca me había embarcado en una aventura como esta y, aunque el trabajo está siendo enorme, estoy muy contento con cómo está quedando el resultado final. Un abrazo enorme y muchas gracias por seguir ahí apoyándome, espero que, cuando termine la serie, poder volver a tener tiempo para leer tus escritos que tanto me gustan y con los que siempre das una visión distinta al día a día.

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  2. Hay mucho esfuerzo detrás de esta serie. Lo que nosotros vemos en un minuto y pico, para vosotros supone varias horas diarias de trabajo durante una semana. Esta vez leí el relato antes de ver el correspondiente capítulo. Para apreciar la adaptación en sentido contrario. Me ha gustado que la acción se ubicara en el punto de encuentro. Supongo que a partir de ahora la historia será más lineal. ¿Conoceremos a los supervivientes del apocalipsis? ¿Seguirá Clara con vida? ¿Habrá algún plan para acabar con las ratas y restablecer la civilización? ¿Habrá otros grupos aliados o enemigos? Desde aquí se abren muchas incógnitas. Las ratas me siguen recordando a cierto tipo de humanos. Depredadores voraces que hacen lo que sea con tal de saciar su apetito.
    Fernando, os felicito a los tres por esta nueva entrega. A ver que nos depara la próxima… Un abrazo!

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    • Lo cierto es que la serie se está llevando prácticamente el cien por cien de mi tiempo libre pero cuando leo comentarios como el tuyo tan positivos y, a la vez, constructivos, me animo mucho a seguir con ella dedicándole mucho esfuerzo y empeño por ofrecer algo distinto. Me gusta mucho como lees entre líneas y cómo conoces en qué partes intento dejar mis partes de crítica social y política, se nota que en algunos puntos coincidimos en nuestra forma de pensar y coges mis metáforas – referencias al vuelo. Siempre es un placer que me leas y el poder leer tus comentarios y ánimos semana a semana me da mucha energía para seguir peleando en este proyecto en particular y en seguir creciendo como escritor en general. Un gran abrazo y mis gracias más sinceras por estar siempre ahí.

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