
Introducción
Uno de mis cuentos más coloridos y no solo por la imagen que lo acompaña. Quería darle a esta historia un toque divertido y alegre en el que se mostrara que cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento, pero desde un enfoque fantástico como casi todos mis relatos. Puede que sea el que más me he divertido mientras lo creaba y se nota en el tono amable y desenfadado en el que está escrito. Con este cuento intenté que cuando se terminara de leer, dejara una sonrisa dibujada en el rostro; ya me diréis si lo conseguí o no:
Conexiones Imperfectas
Marco acababa de llegar a casa después de un largo día en la fábrica. Trabajaba ocho horas al día envolviendo caramelos de menta para la tos y, aunque no fuera el empleo de sus sueños, conseguía algo de dinero para pagarse el único vicio que tenía.
A Marco le encantaba el cine. Devoraba todo tipo de películas, de todos los géneros conocidos y de todos los estilos. Siempre le dio igual que fuera cine clásico, moderno, de suspense, de serie B o, incluso, de terror, aunque tuviera que taparse los ojos por el miedo que pasaba. La gente del mundo real no le ofrecía las emociones y aventuras que sí le aportaba la pantalla de su televisor.
Esta fue la razón principal por la que decidió trabajar en la cadena de montaje para envolver caramelos; así no tendría que levantar la cabeza y relacionarse demasiado con el resto de sus aburridos compañeros. Además, cada mes le daban una caja de mentolados gratis y adoraba tener un aliento fresco.
Decidido a despejarse de tanta envoltura mecánica, cogió un DVD al azar de su colección. No quería llegar a mirar el título y poder así llevarse una pequeña sorpresa cinéfila. Introdujo el disco en el reproductor, se tumbó en el sofá y le dio al botón de reproducir. Pero en el televisor no salió película alguna.
Mientras tanto, en el otro lado de la ciudad, Elena acababa de llegar a su apartamento. Hacía unos meses que no trabajaba, y se decía a sí misma que se había tomado un año sabático para conocerse mejor y ordenar sus ideas. Pero lo cierto es que no estaba demasiado segura de las ideas que quería ordenar, ni de lo que realmente significaba pasar un año sabático. En el tiempo que llevaba sin trabajar, había hecho escalada, golf para principiantes, clases de canto para distinguir los diferentes tipos de aves y, aunque casi nunca tuviera visitas, un día a la semana iba a un curso de cocina sofisticada para alegrar el día a los invitados. Siempre intentaba estar lo más ocupada posible para no pensar demasiado en lo extraña que se estaba volviendo su vida.
Llegó totalmente rendida al salón y se dispuso a ver algún tutorial sobre el canto de la grulla japonesa o, en su defecto, algo sobre mejorar su técnica de ascensión en paredes verticales. Encendió el televisor, pero en la pantalla no salió video alguno.
Un chico la estaba mirando fijamente a través de la pantalla. Tenía el ceño fruncido y la ceja derecha ligeramente levantada. Este empezó a darle golpes al mando que tenía en la mano, se levantó del sofá en el que estaba sentado y le dio un ligero manotazo al televisor. Elena escuchó un clonck metálico y dio un salto en su asiento.
Marco se asustó al ver la reacción de aquella chica que estaba en su televisor, ¿era posible que aquella mujer también le estuviera viendo? No podía creerlo, vivir aquello era demasiado hasta para alguien que había visto tanto cine y conocía tantas historias fantásticas como él. Alzó el brazo y empezó a mover la mano de izquierda a derecha; la chica hizo lo mismo. «Puede que hayamos hecho ambos el mismo movimiento por casualidad» pensó.
Desenvolvió un caramelo y se lo echó a la boca. Saborear ese sabor a mentolado le tranquilizaba y le ayudaba a pensar. Se puso de pie, colocó el dedo índice de su mano derecha en la nariz, se agarró la pierna izquierda con la mano que le quedaba libre, y empezó a dar saltitos girando sobre sí mismo; la chica de la pantalla sacudió la cabeza a modo de sorpresa, se levantó e hizo exactamente el mismo movimiento.
Elena dejó de girar y empezó a reírse a carcajada limpia al ver como aquel chico saltarín dejaba de hacer aquel movimiento anaeróbico y comenzaba a suspirar profundamente, preso del cansancio. Él la vio reír y se contagió de sus carcajadas. Los dos cesaron sus risas al mismo tiempo. Marco pestañeo lentamente mientras miraba a Elena. Ella también lo hizo.
«Esto lo tiene que ver alguien, si no, no me van a creer jamás», pensó Elena dirigiéndose lo más veloz que pudo al teléfono que había al lado de su sofá. Buscó el número de una vecina para que pudiera ver en seguida aquel curioso incidente, se pegó el teléfono al oído y escuchó pasar uno a uno los tonos de la llamada.
Piiiii, piiiiiii, piiiiii. Descolgaron y, en lugar de una respuesta con el protocolario «dígame», a Elena le llegó un suspiro con un fuerte olor a caramelo mentolado. Se quedó mirando el número que había marcado. Era el de su amiga pero seguía sin contestar al otro lado. Pensó en que lo mejor sería intentar llamar a otra persona. Iba a darle al botón de colgar y, cuando estaba a punto de pulsarlo, le sorprendió un sonido metálico reclamando su atención: clonck, clonck, clonck.
Se giró, desde el televisor su compañero de aventura la observaba mientras golpeaba con suavidad el interior del cristal. Este levantó la mano que permanecía oculta del campo de visión de ella. Sujetaba un teléfono móvil. Lo señaló con la barbilla y se lo acercó al oído sonriendo. Elena se tapó la boca sorprendida. Apartó la mano deslizándola por sus labios y en ellos también se dibujó una sonrisa. Ambos dijeron a la vez:
—¿Eres el chico de la pantalla?
—¿Eres la chica de la pantalla?
Fer Alvarado
Creo que éste fue el primer relato que leí tuyo y me encantó. Además de la sonrisa, me sentí identificada y no me preguntes porqué
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Es curioso que te sintieras identificada con una historia de este tipo tan fantástica. Espero que fuera en un buen sentido y algún día tendrás que contarme en qué sentido te viste a ver si me inspira a hacer otro relato que ya despertaste mi curiosidad. Muchísimas gracias por comentar y por leer mis relatos.
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Mas que una sonrisa, me has sacado del mismísimo sillón de mi escritorio, chaval!! Mira que tienes una mente brillante no como la de la peli; pero bien preparada para relatos fantásticos! Ademas tu y yo, lo sabemos. Esto puede no estar pasando y solo lo estamos soñando… Un cordial saludo:
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De nuevo te doy las gracias por dedicarle parte de tu tiempo a leer mis relatos y a comentarlos. Como fanático del cine que soy me pareció curiosos escribir algo sobre las relaciones que nos unen a las pantallas en la actualidad y que me digas que te gusta mi relato y que su narrativa funciona hace que me alegres el día y que me motive a seguir escribiendo. Muchas gracias y un gran saludo.
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¡¡Buenísimo!! Me ha encantado. Y, por supuesto, al terminar de leerlo tenía una sonrisa en la cara que aún me dura. ¡Enhorabuena!
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¡Muchísimas gracias por leerlo Adela! Esa era mi intención y lo cierto es que éste ha sido uno de los relatos que mejor me lo pasé escribiéndolo. Y gracias por tu comentario que también ha conseguido sacarme una sonrisa. Un gran saludo.
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Conseguido, Sonrisa sacada!!! Pero si te digo lo que me ha hecho más gracia a sido el trabajo que has escogido de caramelos mentolados, cosa que me siento identificada porqué me gusta tener un aliento fresco!!!
Por otro lado, me ha hecho recordar a una peli que vi, que era muy relacionado a esto. De vidas pasadas a través de un televisión del modelo de tu foto!!!
Un saludo y gracias por la sonrisa. 🙂
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Muchas gracias!! Y me alegra mucho haberte sacado una sonrisa que era mi intención con este relato. Es más te diré que fue una época de mucha presión en mi vida y escribí este relato para despejarme y relajarme intentando sacar la mejor de mis sonrisas. Y a nivel terapéutico me sirvió, así que decidi compartir esa sensación con los demás. Y el aliento fresco es algo necesario en esta vida jaja.
¿La peli que hablas es «Pleasentville»? Si te digo la verdad no me inspiré en ninguna para escribirlo, aunque seguro que alguna influencia inconscientemente tuve. Y de nada por la sonrisa, para eso está escrito este cuento.
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Si te digo la verdad no me acuerdo del titulo y de hecho, no la llegue a ver entera, porqué estaba en un momento de mi vida sensible, y ver el niño su angustia y tal, no me apetecía se que está en netflix, cuando un día de estos me de por encender la tele la buscaré. No es la que tu dices, porqué acabo de ver por youtube cuál es la que me has pasado y no. Si entiendo eso de que te sirviera a nivel terapéutico, porqué yo soy de las que escribo aquí pero mis cositas como digo yo, las tengo apuntadas en libretas, soy muy fan del papel y boli bic. Tengo una teoría, o un pensamiento no se.. Pero creo que cuando escribimos desde el corazón con esa pasión e intensidad, conseguimos llegar a la gente, aunque no tengamos ningún tipo de técnica que se requiere para ser escritor famoso, que no es lo que busco, pero saber que tengo las letras puedo ponerlas como me de la gana, me fascina.. Rompiendo las estructuras de la escritura, si ya me he ido por otro lado.. ajaj Un saludo
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Al final escribir es eso, es desahogo de una manera u otra, es autoconocimiento y es gestión emocional. Además de ganas de crear y mostrar tu propia voz. Y para ello no es necesario ser técnicamente muy pulcro, ni mucho menos. He leído textos técnicamente perfectos pero sin profundidad, escritos por escribir y que no me dicen absolutamente nada. Y luego otros más sucios, emborronados, que está claro que están llenos de emociones. También creo que depende de lo que cada lector busque en la lectura en cada momento.
Por ejemplo, mi relato «Pasos de Cebra» es uno de mis favoritos, de los que creo que conseguí hacer una voz distinta y original (dentro de mis posibilidades y mi limitada técnica) pero no suele llegar o gusta menos, cuando es personalmente uno de los que estoy más orgulloso.
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Pues yo lo he leído y creo que no lo comente, pero le puse me gusta, no comente porqué no me gustase, si no porque me llamaron y luego ya me disperse, pero si a mi personalmente me gusto mucho también.
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No tienes porqué comentar todos los relatos. Yo ya te agradezco muchísimo que me comentes y que me leas,. Me quería referir a que ese relato técnicamente es de mis favoritos pero por lo general llega menos a la gente. Era sobre lo que estábamos hablando sobre la técnica o el que se escriba de manera emocional.
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Si lo sé, pero soy impulsiva o expresiva es decir si algo me gusta tengo que abrir la boca, o en este caso mover los dedos, y en el caso contrario de que no me guste algo e aprendido a cerrar la boca y a pasar desapercibida.
Y sé que lo había leído, por está razón: está mañana cuando he publicado la entrada de rara bien osea la primera no la segunda, no se porqué razón al releer lo que había escrito, poniendo
«que todos los seres humanos tenemos eso en común que cuando nos gusta un tema, lo ponemos una y otra vez»
me ha venido tu blog a la cabeza y e pensado ostra como cuando leí que fer utilizaba los cascos y e visualizado el paso de cebra. Pero que bueno hazme caso que no soy de comentar mucho porqué como te he dicho anteriormente, no me suele enganchar cualquier cosa, y para mi todo lo que he leído de ti, excepto lo de la tarta esa de terror, que no me motivo mucho, ha sido hasta ahora para mi gusto muy bueno. Así que se que no tengo ninguna obligación, pero me gusta interactuar contigo y poder dar mi opinión libremente, y en el caso de que algo me gusta pienso que siempre hay que realzar las cosas bonitas de la gente.
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Fer, este relato tiene cierto aire a fresco, diferente a lo que he leído tuyo, con un toque a…¿romántico? Puede ser. Has contado una historia muy original de cómo una chica y un chico se conocen a través de una pantalla de televisión. Estaban predestinados a ello. Me ha gustado mucho, en serio.
Incluso, al leer que Marco trabajaba en una fábrica envolviendo caramelos, me has hecho recordar mi época de cuando trabajaba en una línea de montaje haciendo «teles por un tubo». jajaja. Lo sé, era una broma que nos decíamos entre nosotros, porque por entonces las televisiones eran de tubo y no como ahora, de pantalla plana.
Mi enhorabuena, compañero. Sigue así, porque tú lo vales, y mucho.
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Me ha encantado tu anécdota de verdad. Soy mucho de hacer juegos de palabras, ya me conoces, y he soltado una carcajada con lo de «teles por un tubo».
Este relato lo escribí para clase de escritura. Creo que fue el tercero o el cuarto. Me dijeron que tenía que hacer un relato con un final abierto y abierto lo dejé. Recuerdo que por esa época iba a clase siempre andando (la librería dónde iba estaba a 45 minutos andando) y era en ese camino de ida y vuelta dónde se me ocurrían casi todas las ideas. Justo había quedado para ver una película con un amigo después de clase y me vino a la cabeza uno de esos «y si…». De ahí salió todo esto. Tengo algún texto más cercano al romanticismo pero no tan tierno como este.
Muchísimas gracias por tus ánimos. Me ayudas mucho a seguir escribiendo. Un abrazo grande.
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Un relato muy bonito👏🏼👏🏼☺️. Tierno, original y con una frescura muy propia de los caramelos mentolados. ¡Bravo!
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En esta historia me salió una vena algo más sentimental que no suelo usar en mis relatos. Muchas gracias por leerlo y por el comentario tan ingenioso, me reí mucho con lo de los caramelos mentolados 😂.
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Oye macho, eres un artista, sinceramente. La historia está chula y me gusta, pero sobretodo, como consigues hacerme seguir las historias, y siga a los personajes, sin importar a dónde me lleven. Ya no es que la lea para saber qué pasa al final o encontrar una respuesta, es que… ¿cómo decirlo? La curiosidad es el gancho, pero al final son los personajes los que hacen que quieras seguirlos.
Otra cosa que me ha encantado es que saques lo del aliento mentolado, enlazado perfectamente con la información que diste al principio.
«Mis dieses»
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muchas gracias de verdad, me has dejado sin palabras. Intento buscarle detalles interesantes a cada personaje que le hagan único y que le den un toque especial. Al final todas las personas tienen sus rarezas y me gusta ahondar en ellas y ver qué es lo que hace diferentes a unos de otros. Además del humor que siempre he creído que hay que intentar reírse de todo lo que se pueda. A mí también me encanta tu forma de escribir. Creo que tenemos estilos parecidos y el discurso de nuestros textos va por la misma dirección. Muy agradecido por tu comentario y porque le busques esos detalles al texto.
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Buenos días Fer. Te comparto link de la publicación en masticadoresarchipiélago. Me ha encantado.
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